Analizando el contexto
Boaventura de Sousa Santos, reconocido sociólogo y jurista portugués, se encuentra actualmente enfrentando un proceso incriminatorio impulsado por 13 denunciantes, muchas de las cuales han formado parte del Centro de Estudios Sociales (CES) y, en particular, del proyecto ALICE. Este proyecto, financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC), tenía como objetivo explorar epistemologías del sur y promover el diálogo entre el conocimiento académico y los saberes populares. Al ser una iniciativa respaldada por el ERC, su financiación fue otorgada de manera individual a Sousa Santos en reconocimiento a su trayectoria científica y con el propósito de desarrollar investigaciones innovadoras dentro del campo de las ciencias sociales.
Para comprender la perspectiva del profesor en relación con estas denuncias, es esencial analizar el contexto en el que se desarrolló el proyecto ALICE y la dinámica de trabajo dentro del CES. Como director del proyecto, Sousa Santos tenía una posición de liderazgo en la toma de decisiones y en la configuración del ambiente académico y laboral. Sin embargo, la naturaleza de estos financiamientos individuales también implica una gran responsabilidad en la gestión de los recursos y en la interacción con los colaboradores del proyecto. En este sentido, entender cómo funcionaba la estructura interna de ALICE y su relación con el CES puede aportar elementos clave para interpretar los argumentos tanto de la defensa como de la acusación en este proceso.

En 2023, varias investigadoras y académicas presentaron acusaciones contra Boaventura de Sousa Santos, señalándolo por presunto acoso sexual y abuso de poder dentro del Centro de Estudios Sociales (CES) de la Universidad de Coímbra. Estas denuncias fueron expuestas en el libro "Sexual Misconduct in Academia: Informing an Ethics of Care in the University", retirado de la circulación posteriormente. Sin embargo, algunos sectores académicos y seguidores del sociólogo han expresado dudas sobre la veracidad de estos testimonios, argumentando que no se ha seguido un proceso judicial formal y que las acusaciones podrían responder a interpretaciones subjetivas de las dinámicas de poder dentro de la academia.
Las denunciantes afirmaron que Sousa Santos promovía dinámicas de favoritismo y coerción, lo que habría dificultado que quienes lo rechazaban progresaran profesionalmente. No obstante, el propio sociólogo negó las acusaciones y cuestionó la manera en que fueron expuestas públicamente sin una investigación previa. Tras la controversia, el CES anunció la apertura de una investigación interna, aunque algunos críticos señalaron que el caso parecía influenciado por un clima de juicio mediático más que por pruebas concluyentes. Este episodio desató un amplio debate sobre el abuso de poder en el ámbito universitario, pero también sobre la necesidad de garantizar procesos justos y basados en evidencia antes de emitir condenas públicas.
Es importante conocer el contexto de cada denunciante para formar una opinión individualizada de cada una de ellas basándose en hechos verídicos y contrastados.
¿POR QUÉ HA OCURRIDO TODO ESTO?
UN PRIMER ANÁLISIS
Boaventura de Sousa Santos narra la crisis que marcó su vida personal y profesional tras ser acusado en un capítulo de un libro que contenía afirmaciones difamatorias sin fundamento. Todo comenzó con la difusión de estas acusaciones, que derivaron en cancelaciones de sus actividades académicas y la pérdida de su rol como mentor de doctorados. Aunque optó por suspenderse voluntariamente para facilitar las investigaciones, el CES, la institución que fundó y a la que dedicó décadas de trabajo, difundió erróneamente que había sido suspendido oficialmente, lo que agravó su situación. Boaventura señala que tanto la institución como algunos colegas no lo defendieron frente a lo que considera ataques injustificados, y cuestiona si estas acciones buscaban debilitar sus aportes a las Epistemologías del Sur, un enfoque por el que era reconocido internacionalmente.
Con desilusión, Boaventura reflexiona en este texto sobre cómo factores internos y externos alimentaron esta tormenta: rivalidades dentro del CES, intereses políticos, la presión mediática y el impacto de movimientos como MeToo. Describe cómo todo esto escaló hasta dejarlo en lo que llama una "muerte civil", viendo su reputación y legado seriamente afectados. Finalmente, tras meses de lucha en solitario, decidió abandonar el CES, aunque reafirma que no se rendirá en la defensa de su honor y de los valores que han guiado su trayectoria.